El IBI
He pensado a menudo iniciar un blog como éste, como un instrumento más en la tarea de acercarme a vosotros, a los ciudadanos con los que cada día comparto espacio, problemas o alegrías, aunque sean pocas, y esperanza en que Talavera tiene futuro, y está en nuestras manos construirlo. Soy plenamente consciente del desencanto, de la desilusión y de la desconfianza que generamos los que nos dedicamos a la política, y este blog siempre estará abierto a vuestras sugerencias, vuestras opiniones y, por supuesto, a vuestras críticas. Creo firmemente en la dignidad de la política, en el contrato social que los hombres suscribimos para alcanzar el bienestar, la igualdad, la justicia social… No me dolerán prendas para entonar el “mea culpa” o para soportar el tirón de orejas cuando mi actuación así lo merezca. Pero tened claro que Talavera, la ciudad donde vivo, donde crecen mis hijas, es mi principal preocupación. Y espero que me lo recordéis tantas veces como sea preciso.
EL IBI
Hablaba en mi declaración de intenciones del contrato que los seres humanos firmamos para vivir en sociedad. El contrato social, como lo llamó Rousseau. El hombre construye sociedades para beneficiarse mutuamente, para asistirse. Abandona su yo individual y se somete a las leyes y a las normas a cambio de algo. Paga impuestos para tener pensiones, y seguridad social para ser atendido en la enfermedad, para contar con servicios en su ciudad o para mirar tranquilo hacia la jubilación.
Así debería ser. Pero en estos días todos estamos teniendo el sobresalto de encontrarnos en el buzón el recibo del IBI con la nueva subida, que no será la última, por cierto. El Gobierno del PP, en su afán por recaudar, no ha pensado ni por un momento en la situación de las familias a las que les está llegando la “receta”.
Parece que desconocen que hay casi un 40 por ciento de paro, que más de la mitad de los desempleados ya no perciben ningún subsidio, gracias a los sucesivos recortes que sus jefes a nivel nacional han hecho a las prestaciones por desempleo. Y que hay más de 4.600 familias con todos sus miembros en paro.
Cierto que hay que recaudar, pero no es menos cierto que, cuando ni siquiera se perciben los famosos 426 euros de ayuda, es imposible pagar 500 ó 600 de IBI. Ni acogiéndose al pago fragmentado, porque no se puede fragmentar lo que no se tiene.
Todos conocemos situaciones particulares, desesperadas en muchos casos, aunque algunos hagan oídos sordos. Pero no se puede mirar hacia otro lado escudándose en que hay que cuadrar las cuentas de Tesorería.
No quiero hacer demagogia barata, pero es momento de poner a las personas en primer lugar, por delante de déficit, deuda y demás compromisos. Lo primero es respetar el contrato social.